Hace dos semanas asistí a la III Conferencia sobre Felicidad en el Trabajo, realizada con éxito
en A Coruña, promovida por AEDIPE Galicia. Confieso que no estaba del todo
convencido debido al peso que otorgo al
termino Felicidad. En cuarenta años de trabajar intentando desarrollar
empresas “felices”, nunca me había atrevido a utilizar el termino. Me
conformaba con hablar de empresas en las que los trabajadores se sintieran:
Contentos, motivados, estimulados, comprometidos, realizados, satisfechos, etc.;
nunca me había puesto a pensar que sentirse así, es sentirse felices, plenos.
Después de asistir a
la Conferencia, y escuchar los planteamientos, algunos de ellos muy claros y
bien razonados, me doy cuenta que perseguir
la felicidad en el trabajo y en consecuencia, el éxito de las empresas que lo
asumen, es hacia lo que he trabajado toda mi vida profesional; siempre enfocado
en el desarrollo de las personas, el aprovechamiento adecuado de su
potencialidad, y que ello fuera acompañado del necesario reconocimiento
y justa compensación.
Desde siempre peleé, porque un porcentaje adecuado de los
beneficios alcanzados por las mejoras de productividad y en consecuencia mayor
rentabilidad de la empresa, se repartieran de forma equitativa entre todos los
miembros en forma de reconocimiento extrínseco e intrínseco: Premios en
metálico, viajes, estudios, capacitación y formación, y otras mejoras. En
algunos clientes fue posible lograrlo, pero no en todos.
Uno de los planteamientos clave de la felicidad en el
trabajo es: realizar un trabajo que nos guste y satisfaga. Que nos rete y
que requiera de las capacidades y competencias que poseemos. A esto di siempre
gran importancia basándome, en aquellos momentos, en el modelo de motivación en
el trabajo desarrollado con gran éxito por Frederick Herzberg, con sus factores
de Higiene, que “evitan el dolor”,
el malestar en la empresa, y con los factores Motivadores, que permiten
al individuo “crecer y desarrollarse” personal y profesionalmente en la
empresa, y donde el trabajo interesante y retador, es la clave. Siempre he
afirmado que el movimiento de Empowerment, surgido en los años 80 y 90, desde
mi punto de vista, lo que ha hecho es valorar a la persona y utilizar para
ello, como instrumentos de empowerment ("empoderamiento"), los factores
motivadores descubiertos y planteados por Herzberg.
Es indispensable citar las
investigaciones y avances recientes en
este campo aportados por el padre de la sicología positiva Martin Seligman, Chris
Petersen y otros. Sus contribuciones son clave y han hecho renacer este
importante movimiento.
Acorde con esto, aunque yo no hablaba de “Felicidad en el Trabajo”, siempre fue mi
gran objetivo a lograr en empresas cliente. Hoy, después de comprenderlo mejor
gracias a los conferencistas, ya me siento mucho más cómodo para hablar de la
necesidad de promover en nuestras empresas los cambios necesarios para que las personas puedan ser felices en su
trabajo. Estamos aún muy lejos de lograrlo, pero poco a poco, se va avanzando
más. Prueba de ello es que, en el evento, estaban presentes diversas empresas a
través de sus equipos de Recursos Humanos y otros responsables de esta área
fundamental.
Finalmente quiero invitaros a estar pendientes de la próxima
Conferencia, pero mientras tanto, atentos a lo que varios consultores y empresas vienen contribuyendo con
la idea de dejar atrás, en la gran mayoría de nuestras organizaciones, el atraso en
estos temas. Sin duda vamos mejorando. Necesitamos acelerar el proceso.